3.- Las enfermedades congénitas.
Las
anomalías congénitas se denominan también defectos de nacimiento, trastornos
congénitos o malformaciones congénitas. Se trata de anomalías estructurales o
funcionales, como los trastornos metabólicos, que ocurren durante la vida
intrauterina y se detectan durante el embarazo, en el parto o en un momento
posterior de la vida.
- Causas y factores de riesgo
No es
posible asignar una causa específica a cerca de un 50% de las anomalías
congénitas. No obstante, se han identificado algunas de sus causas o factores
de riesgo.
- Factores socioeconómicos y demográficos
Aunque los
ingresos bajos pueden ser un determinante indirecto, las anomalías congénitas
son más frecuentes en las familias y países de ingresos bajos. Se calcula que
aproximadamente un 94% de las anomalias congénitas graves se producen en países
de ingresos bajos y medios, en los que las mujeres a menudo carecen de acceso
suficiente a alimentos nutritivos y pueden tener mayor exposición a agentes o
factores que inducen o aumentan la incidencia de un desarrollo prenatal
anormal, en especial el alcohol y las infecciones.
La edad materna avanzada
también incrementa el riesgo de algunas alteraciones cromosómicas, como el
síndrome de Down, mientras que el riesgo de determinadas anomalías congénitas
del feto aumenta en las madres jóvenes.
- Factores genéticos
La
consanguineidad aumenta la prevalencia de anomalías congénitas genéticas raras
y multiplica casi por dos el riesgo de muerte neonatal e infantil, discapacidad
intelectual y otras anomalías congénitas en los matrimonios entre primos
hermanos.
Algunas comunidades étnicas, como los judíos asquenazíes o los
finlandeses, tienen una mayor prevalencia de mutaciones genéticas raras que
condicionan un mayor riesgo de anomalías congénitas.
- Infecciones
Las
infecciones maternas, como la sífilis o la rubéola, son una causa importante de
anomalías congénitas en los países de ingresos bajos y medios.
- Estado nutricional de la madre
Las
carencias de yodo y folato, el sobrepeso y enfermedades como la diabetes
mellitus están relacionadas con algunas anomalías congénitas. Por ejemplo, la
carencia de folato aumenta el riesgo de tener niños con defectos del tubo
neural. Además, el aporte excesivo de vitamina A puede afectar al desarrollo normal
del embrión o del feto.
- Factores ambientales
La
exposición materna a determinados plaguicidas y otros productos químicos, así
como a ciertos medicamentos, al alcohol, el tabaco, los medicamentos
psicoactivos y la radiación durante el embarazo, pueden aumentar el riesgo de
que el feto o el neonato sufra anomalías congénitas.
El hecho de trabajar en
basureros, fundiciones o minas o de vivir cerca de esos lugares también puede
ser un factor de riesgo, sobre todo si la madre está expuesta a otros factores
ambientales de riesgo o sufre carencias alimenticias.
- Prevención
Las
medidas de salud pública preventivas ofrecidas en los servicios de atención
reducen la frecuencia de algunas anomalías congénitas. La prevención primaria
de las anomalías congénitas implica:
- Mejorar la dieta de las mujeres en edad fecunda, garantizando un aporte suficiente de vitaminas y minerales en la alimentación, en especial de ácido fólico, mediante el suministro diario de complementos por vía oral o el enriquecimiento de alimentos básicos como las harinas de maíz o de trigo.
- Asegurar que las mujeres eliminan o restringen el consumo de sustancias nocivas, particularmente el alcohol.
- Controlar la diabetes preconcepcional y gestacional, a través de asesoramiento, control del peso, dieta y administración de la insulina cuando sea necesario.
- Evitar la exposición ambiental a sustancias peligrosas, como los metales pesados y los plaguicidas, durante el embarazo.
- Garantizar que durante el embarazo la exposición a los medicamentos y a radiaciones por razones médicas (por ejemplo, para el diagnóstico por la imagen) esté justificada, basándose en un análisis cuidadoso de las ventajas y los riesgos para la salud.
- Mejorar la cobertura vacunal, en especial contra el virus de la rubéola, en las niñas y las mujeres. La rubéola es prevenible mediante vacunación en la infancia. La vacuna antirrubeólica también puede administrarse al menos 1 mes antes del embarazo a las mujeres no vacunadas que no hayan sufrido esta enfermedad en su infancia.
- Aumentar y fortalecer la formación del personal sanitario y de otros interesados en el fomento de la prevención de las anomalías congénitas.
- Detección
La
atención en los períodos preconceptivo (antes de la concepción) y periconceptivo
(en las fechas de la concepción) consta de prácticas básicas de salud
reproductiva, así como del consejo y las pruebas genéticas. Estas pruebas se
pueden realizar durante los tres periodos siguientes:
En el periodo preconceptivo, las pruebas
pueden servir para identificar a las personas en riesgo de padecer determinados
trastornos o de transmitirlos a sus hijos. La estrategia consiste en el uso de
los antecedentes familiares y la detección del estado de portador, y es
particularmente valiosa en países en los que el matrimonio consanguíneo es
frecuente.
En el período periconceptivo, los
resultados de las pruebas deben utilizarse para determinar la atención más
adecuada en función del riesgo asociado a determinadas características maternas,
tales como la edad temprana o avanzada o el consumo de alcohol, tabaco u otros
medicamentos psicoactivos. La ecografía permite detectar el síndrome de Down
durante el primer trimestre y las anomalías fetales graves durante el segundo
trimestre. Además, la amniocentesis y otras pruebas pueden ayudar a detectar
los defectos del tubo neural y las anomalías cromosómicas durante el primero y
el segundo trimestres.
- Tratamiento y atención
Muchas
anomalías congénitas estructurales se pueden corregir mediante la cirugía
pediátrica, y a los niños con problemas funcionales como la talasemia (un
trastorno hematológico hereditario recesivo), la drepanocitosis o el
hipotiroidismo congénito (función tiroidea reducida) se les pueden administrar
tratamientos precozmente.
· AMNIOCENTESIS
La
amniocentesis es un procedimiento en el que se extrae líquido amniótico del
útero para llevar a cabo análisis o tratamientos. El líquido amniótico es el
líquido que rodea y protege al bebé durante el embarazo. Este líquido contiene
células fetales y diversas proteínas.
Aunque la
amniocentesis puede proporcionar información valiosa sobre la salud de tu bebé,
es importante comprender los riesgos de la amniocentesis y estar preparado para
los resultados.
La
amniocentesis también se puede realizar por varios motivos:
- Análisis genéticos. La
amniocentesis genética implica tomar una muestra de líquido amniótico y
analizarla para detectar ciertas afecciones, como el síndrome de Down.
- Análisis de pulmón fetal. El
análisis de madurez pulmonar fetal consiste en tomar una muestra de líquido
amniótico y analizarla para determinar si los pulmones de un bebé están lo
suficientemente maduros para el nacimiento.
- Diagnóstico de la infección fetal. Ocasionalmente,
la amniocentesis se emplea para evaluar la presencia de infecciones en un bebé
u otra enfermedad. El procedimiento también se puede realizar para evaluar la
gravedad de la anemia en los bebés que tienen sensibilización al Rh, una
afección poco común en la cual el sistema inmunitario de una madre produce
anticuerpos contra una proteína específica en la superficie de los glóbulos del
bebé.
- Tratamiento. Si acumulas demasiado líquido amniótico
durante el embarazo (polihidramnios), se podría realizar una amniocentesis para
drenar el exceso de líquido amniótico del útero.
- Análisis de paternidad. La
amniocentesis puede recolectar ADN del feto que luego puede compararse con el
ADN del potencial padre.
Finalmente, aquí os dejamos un breve vídeo resumen de esta técnica, la amniocentesis (eso sí, está en inglés).
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